Jean Jaques Vitró, de profesión cambista, oriundo de Berazategui e hijo de inmigrantes franceses gustaba beber mirando al río. La costa de Quilmes lo recibía en compañía de sus amigos que ya de purrete lo apodaban, sin ingenio "el vidrio".
Una noche particularmente nutrida de tetras el vidrio quebró, devolvió a la arena sus 130 Kg y su sambuche de mondiola a medio digerir en tanto que llamaba a Hugo. Hugo no había concurrido esa tarde y el resto de sus amigos al ver al cetáceo inerte decidieron tomarse el palo.
No tardó en pasar un linyera que por necesitado, por dañino o simplemente por asqueroso resolvió soplarle un rato la nuca.
A la mañana siguiente su amigo "el polaco" José lo encontró tendido boca abajo con su fondo muy maltratado y exclamó:
"HAY QUIEN DEJA UN VIDRIO ROTO EN LA ARENA, Y HAY QUIEN SE AGACHA A RECOGERLO"
que orgullo si fuera Nick
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
una de las mejores
primodiego
Publicar un comentario