Se aproximaban a la salida, pero un minuto antes... solo un minuto antes, se miraron, como siempre y como nunca.
Como hermanos..., había sido toda una vida juntos lado a lado, ellos y todos los demás, creciendo al sol allá en Coronel Pringles, en la paz de los campos de choclo.
A la alegría mansa le siguió la cosecha, el deber a cumplir que a todos les llega, El camión, la ruta 3, los piquetes del campo, la demora de un destino inevitable, la llegada final a Buenos Aires y el miedo.
El miedo terrible de no saber si podrían.., si serían de esos pocos que lograrían pasar por lo que ellos acababan de pasar.
A minutos atroces de ahogo e infierno les siguió el acero y el espanto de ver el destino a la cara, de ver a compañeros molidos, reventados, despellejados, y tratar de resistir, para zafar. Y mirar al otro, a buscarlo en la inmundicia para ver si zafó, porque algunos zafan...
Algunos zafan...
-Ya pasó sabés?..., ya pasó hermano.
Se miraron, como siempre y como nunca.
-Zafamos.
Una explosión los forzó a la salida, a la libertad y al agua fresca.
...Yo los ví flotar indemnes, brillantes, limpios , felices y amarillos...Pero igual apreté el botón.
"LOS GRANOS MAS TENACES SOPORTAN LA DIGESTIÓN COMO SI NADA"
(Escatológico Vergatieza, el abuelo del ingeniero)
PD: Que orgullo que fuera nick
miércoles, 30 de abril de 2008
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